Coloquios pasiegos (I)
-¿Vendis el turu barrosu, Nelu? Yo te daría por él buenas pelucionas si no te impiricotas al pedir
- Trájili a la feria pa paseali porque está viciosu y trisca de gordu.
- ¡Hom! Por pedir no cobran el puntu, Nelu
- Es verdad, Migio, pero ya me alargaba diez mil pesetas un tratanti y ni siguiera le hici casu. Ya veis que como medrau y en vena el toru mesmu se alaba.
- Amira, Nelu; si quieris ocho mil quinientas pesetas por él, te convido con lo que me quedi encima, que serán unas perruconas sueltas a too tirar. ¡Por éstas que son cruces! (He hizo la señal de la cruz)
- ¡Tey de ahí, embuliqueru! Llévemi a mí el raposu y los lobos de los cuitos de Marruya le desjarretin el pelliju si lu doy al desbarati. (Dijo el pasiego después de agotar los ditirambos sobre la calidad de la res, y como si le importara un ardite la venta)
- Doite nueve mil a "tira-ronzal" y no jalis más. (Le replicó algo virote el trapisondista de marras)
El pasiego aprovechó la marrullería del ofrecedor, y poniendo la suya del doctor "honoris causa" en primer plano, añadió a esta penetrante andanada:
- ¡Güinu...! Aunque los pasiegos sabemos que dengunu se arruina por prometer y no dar, siempri tenemos palabra de rey, y tú, que no eris de cancia acá, también tienis pinta de tiniela.
- Esu callau está dichu. ¡Que la tengu, Nelu! (Díjole al bribón)
- Güinu... pues oju allá que feria va. Entonces... yo seguiré paseando el toru sin vendelo. Y ahora convídame que tengo sinciu.
- ¡Hombri, si no hay tratu no hay robla!
- No te pongas contrarión, que no es por eso. Es pa festejar que el diañu te haya metíu en el bolsillo quinientas pesetonas que ha poco jurabas que no tenías. Cuando te acaldi otras tres mil más en el seno, me llamas.
Y el astuto pasiego -con más conchas que un galápago- siguió su camino riendo a mandíbula batiente. |